Un día como hincha de la Locademia de Avellaneda

Dependemos del Colorado Sava, ojalá tuviera dos cabezas en los pies.

A causa de un favor que adeudaba, me vi obligado a acercarme hoy al mediodía al cilindro de Avellaneda, el cementerio de ilusiones más grande del fútbol argentino. Mi misión era conseguir dos entradas para después entregarlas, pero en el camino me enteré que la tortura recién comenzaba: una de las entradas era para mí.
Para mi sorpresa, una enorme multitud se acercó a sacar entrada, y al dialogar con el personaje a mi derecha me enteré porqué: "la mayoría venimos a putear a todo lo que se mueva, el resto deben venir para golpear a todo lo que se mueva". El individuo estaba en lo cierto. A las dos horitas de cola comenzaron los enfrentamientos con la policía porque se agotaban las entradas, y la gente de Independiente que quería ir a la fiesta se estaba quedando sin lugar. Ahí fue cuando recordé que la Locademia ni siquiera tiene un presidente, por lo que los insultos de los cantos no tenían un destinatario fijo.

Nos dirige el chocho Llop, espero que no sea el mismo que hizo descender a Godoy Cruz hace un par de años... Por las dudas se va preparando para lo que se viene.

Con tanto tiempo de espera, y entre charlas que ponían en riesgo mi falta de interés por la albiceleste (cualquiera de las dos) y choripanes que traerían pésimas consecuencias para mi sistema digestivo fui haciéndome una idea de lo que me espera el Domingo: Rácing debe empatar o ganar para no jugar la próxima temporada en la B nacional, y encima debe conseguir el resultado con Chatruc (que solicitó en la semana licencia para jugar con bastón) y el Colorado Sava en cancha. Todo parecería imposible si no fuese porque el equipo contricante es Belgrano de Córdoba, tan pirata que cualquiera que lo haya visto jugar puede preguntarse si no truchó algo para llegar a la promoción. Igual, digamos que tampoco podía esperarse mucho de una equipo que tuviera como figura a Olave (los hinchas de Estudiantes lo recordarán por su glorioso paso en gimnasia, incluso habían comenzado a hacer una estatua de él hasta que apareció kletnicki).
Lamentablemente, conseguí dos de las últimas entradas después de una odisea de 4 horas, pero parece que lo mejor esta por venir. Eso es todo por ahora, cuando vean a un boludo tentado en la platea de Racing, acuerdense de mí.